Estamos comenzando a comprender las leyes sobre el crecimiento. Que las leyes que se aplican al nivel físico se aplican de manera idéntica a todos los niveles de conciencia. Entonces, así como un organismo físico respira, se mueve y pulsa, hay un movimiento similar en los procesos involuntarios. Aunque el movimiento no es tan obvio como para los organismos tridimensionales. A saber, hay tres principios que operan en el Ley de Crecimiento: expansión, restricción y estasis.
Cuando restringimos la pulsación natural de nuestra conciencia tensándonos y negándonos a dejarla respirar, estamos en oposición a la Ley del Crecimiento. Hacemos esto cuando intentamos adormecer o congelar sentimientos desagradables, esperando evitar nuestras dificultades. Pero luego simplemente reaparecen en diferentes formas. Esto seguirá sucediendo hasta que hayamos sanado nuestro organismo espiritual de todas sus aflicciones. Así que, esencialmente, no hay posibilidad de que al evitar nuestras perturbaciones internas, desaparezcan.
Considere la aflicción generalizada del perfeccionismo. Al negarnos a aceptar nuestros defectos actuales y nuestro yo imperfecto actual, estamos fuera de sintonía con las leyes del amor y la verdad. Además, al vivir en esta condición apretada y exigente, no podemos sostener la poderosa fuerza de ser felices. Pues entonces el clima de nuestro paisaje interior simplemente no concuerda con la dicha.
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