El amor no puede ser un mandamiento. Es un movimiento del alma libre y espontáneo, no un deber.
El tirón
19 El amor no puede ser un mandamiento
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El amor no puede ser un mandamiento. Es un movimiento del alma libre y espontáneo, no un deber.
El amor no puede ser un mandamiento. Es un movimiento del alma libre y espontáneo, no un deber.

Como coinciden todas las psicologías y filosofías, el amor es la clave para sentirse realizado; aporta seguridad y estimula nuestro crecimiento. Donde no hay amor, encontraremos discordia, resultado de no vivir en la realidad. Sin embargo, el amor no puede ser un mandamiento. Es un movimiento del alma libre y espontáneo, no un deber. Cuanto más la gente trata de amar para ser obediente o porque su conciencia lo exige, menos aman; el círculo vicioso se cierra. Sin embargo, donde el amor existe, habrá plenitud. Dicho de otra manera, cuando experimentamos una falta de realización, es una señal segura de que nuestra alma aún no ha aprendido a amar. Esta es una ecuación simple que a menudo pasamos por alto.

Miremos más de cerca este tema y veamos cómo podemos obtener esta clave más grande para la vida, no tomando órdenes de marcha de nuestro intelecto que nos dicen que sigamos órdenes artificiales y superpuestas, sino siguiendo nuestro corazón.

Necesitamos estar parados sobre el terreno sustancial de la realidad y el coraje para que florezca el amor. Por eso necesitamos estar sin miedo, desconfianza o ilusión, para ser capaces de ello. Solo entonces tendremos relaciones exitosas. Solo cuando estemos presentes con lo que es, en alineación con la realidad, sabremos intuitivamente cuándo es apropiado confiar y cuándo no. Seremos capaces de aceptar a nuestros seres queridos como son, ajustando nuestros propios sentimientos a cualquiera que sea la realidad. No tendremos que andar a tientas en la oscuridad, medio confiados y medio desconfiados, entre nuestros miedos y nuestras necesidades.

Donde falta amor, estamos en confusión y, a la inversa, donde estamos confundidos, no podemos amar. El amor, sin embargo, logra suavizar todos los conflictos. Seremos capaces de caminar con solidez en la línea entre la agresión y la autoafirmación. No nos confundirá la diferencia entre la sumisión y la dominación deliberada.

Afirmaremos nuestros derechos frente a demandas injustificadas, sin recurrir a la hostilidad. Y evitaremos el cumplimiento cuando sería destructivo, pero no nos conduciría a una rebeldía obstinada. La concesión no tendrá que parecer humillante o como ceder.

Sólo a través del amor podemos encontrar el justo equilibrio entre la precariedad de los extremos opuestos. El corazón amoroso sabe cómo hacer esto, pero cuando nos esforzamos por alcanzar el medio dorado mediante la mera comprensión intelectual, se nos escapa. No importa cuánto lo intentemos.

Escuche y aprenda más.

El tirón: relaciones y su significado espiritual

El tirón, Capítulo 19: Amor: no es un mandamiento

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