Después de que la humanidad abandonara el concepto de “deidad castigadora”, comenzamos a buscar en otra dirección una doctrina que nos liberara de cualquier culpa en nuestros propios dramas. Oh aqui está. Y nació la víctima ay de mí.
Cuando finalmente dejemos de justificar y racionalizar, veremos la forma en que odiamos en lugar de amar, y donde nos separamos a través de nuestras defensas en lugar de confiar abiertamente. Nos daremos cuenta de nuestra tendencia a apartar la mirada en lugar de mirarnos a nosotros mismos, a negar en lugar de afirmar, ya distorsionar la verdad en lugar de estar en la verdad ... En algún momento, no podremos ver las cosas de otra manera. Porque la verdad es que no es de otra manera. Y, sin embargo, intentamos ...
En algún momento de nuestro camino hacia la libertad espiritual, nos enfrentaremos a esta extraña situación de no querer dejar ir lo que causa nuestra propia destrucción y sufrimiento. Y en nuestro temor de que encontremos este núcleo negativo y no queramos dejarlo ir, o no podremos hacerlo, seguimos mirando hacia otro lado ... Esta es una trampa común y debemos estar atentos, así no obstaculizará nuestro camino. De hecho, vamos a necesitar herramientas más poderosas para superar este obstáculo ...
A menudo pensamos en la fe como una creencia ciega en algo que no tenemos forma de saber ... Y de hecho, si de eso se trata la fe, sería correcto descartarla. Porque, ¿quién quiere ser estúpido y creer en algo que no tiene base en la realidad y nunca puede ser experimentado como verdad? ...
Esta perspectiva nos mantiene encaramados en una plataforma desde la cual lo único que es real es lo que podemos ver, tocar, conocer y probar. A partir de aquí, nunca tendremos que saltar a lo desconocido. Pero aquí está el problema: la única forma de expandirse y cambiar es saltando, tragando saliva, hacia lo desconocido ...
La fe verdadera involucra varios pasos, o etapas, cada uno altamente basado en la inteligencia y la realidad ... Entonces, el primer paso para adquirir fe es considerar que existen nuevas posibilidades de las cuales actualmente no sabemos nada ... Desde aquí podemos meditar en abrirnos a lo divino interior para mostrar nosotros cómo encontrar mejores formas de funcionamiento. No hay nada irreal en este enfoque. No se requiere una creencia ciega ...
El segundo paso en la fe requiere más de un salto. Aquí debemos abrirnos al suelo divino interior para que pueda traernos el conocimiento que nuestro intelecto está buscando. Así que primero hicimos algo de espacio, y ahora encontramos algunas soluciones… Lo que nos lleva al tercer paso, que básicamente hemos experimentado algo nuevo pero todavía no podemos aferrarnos a ello. Para convertirlo en nuestro terreno permanente, tenemos que seguir rindiéndonos a la realidad mayor ...
Hacer esto consistentemente nos llevará al cuarto paso, donde la fe se convierte en un hecho que está tan firmemente anclado en nuestro interior que nadie puede quitarlo ... Esta nueva realidad existe más allá de los estrechos confines de nuestras pequeñas mentes egoicas ... Llegar aquí requiere que superemos esa ansiedad momentánea cuando debemos saltar a lo desconocido. Debemos hacer esto por la verdad y el amor. O en realidad, por el amor de Dios, nuestro propio Dios interior.
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