Convertirse en un jardinero espiritual
En realidad, no hay contradicción entre la idea de que somos responsables de nuestro propio destino y también de que los poderes más allá de nuestro alcance deben completar el proceso creativo. Piense en un jardinero que debe preparar la tierra, pero que no hace crecer la planta:
- Preparar tu propia conciencia es como el jardinero que prepara la tierra.
- Eliminar conceptos incorrectos es como el jardinero arrancando malas hierbas.
- Quitar los bloques es como quitar las rocas del suelo que dificultan el esparcimiento de las raíces y luego las plantas.
- Implantar conceptos veraces es como plantar las semillas.
- Cultivar la actitud adecuada y esperar pacientemente hasta que la semilla haya echado raíces y pueda brotar. Es como cuidar la tierra, ver que tenga suficiente luz, humedad y nutrición.
Con estos pasos, el jardinero cumple con su trabajo, dando vida al proceso creativo, haciendo posible que se lleve a cabo. Pero no es el jardinero quien posee la habilidad de hacer un árbol o una fruta o una flor a partir de una semilla. Si el jardinero quiere una determinada planta, se debe sembrar la semilla adecuada. Pero no depende de él o ella lograr el crecimiento.
No hay nada en el mundo que el jardinero pueda hacer para que la semilla se convierta en la planta. Está en marcha un proceso creativo que requiere la cooperación del jardinero para cobrar vida. Hay ciertas condiciones que el jardinero solo puede cumplir. Pero entonces la naturaleza debe hacer su trabajo.
A menudo deseamos un resultado específico, pero lo que sembramos es la semilla del resultado opuesto. Esto provoca desconfianza en la vida. Necesitamos ver cómo producimos exactamente lo que se sembró. Incluso los resultados negativos. Y esto fortalecerá nuestra confianza en el principio del proceso creativo.
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