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La única forma de volver a nuestro estado puro original es estar dispuesto a cambiar y crecer. Debemos aprender a tomar decisiones que se alineen con el bien, con nuestro propio Ser Superior interior. Debemos aprender a tomar las decisiones que mejor sirvan a nuestro propio interés y al de todos los involucrados. Esa es la forma en que purificamos nuestras almas y nos movemos en la dirección de la perfección.
Y tal proceso de aprendizaje nunca será simple, rápido o fácil. O perfecto.