Si queremos recibir ayuda del mundo espiritual de Dios, tendremos que dar el primer paso. Esta es una ley universal. Y no nos engañemos, la forma más fácil no suele ser la mejor. Asi que preparate. Hay una ley espiritual que dice que hay que pagar un precio por todo. ¿Y cuál es ese precio? Haciendo un esfuerzo, sin autocompasión, sin autoengaños y sin mimos al pequeño ego. Lo bueno requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y perseverancia. Oh, y coraje. Así que abróchate el cinturón.
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